lunes, 26 de febrero de 2007

El triunfo de las polillas zurdas

.........O lo que es lo mismo, de lo absurdo frente a lo racional, de lo abstracto frente a lo concreto, de lo anormal sobre lo normal,........ en definitiva, de mi disfraz cutre de parada de guaguas sobre el resto de los típicos disfraces bien hechos de toda la vida.

La última vez que me dieron un premio por algo fue en 6º de EGB por una marioneta que hice de un cocodrilo con cartulina. En aquella ocasión me limité a seguir paso por paso las instrucciones de un libro que había en mi casa. Me dieron una medalla de esas que vendían por 200 ptas.

Hace unos 10 años, fruto de una marcha de esas, llamadas "antológicas", y de mi afán por coleccionar cualquier tipo de cartel, señal u objeto inútil que cayera en mis manos, me llevé a mi casa una de las joyas de la corona de mi colección: el cartel de una parada de guaguas con los horarios de las que pasaban por allí. Me limité a colgarlo en la pared de mi garaje con los demás "tesoros" que tenía por aquella época (la colección ha crecido desde entonces para desgracia de mi madre) y de allí no se habría movido nunca de no gustarme los carnavales tanto como a un bebé la teta de su madre.
Pensando un día en que disfraz ponerme mi mirada se posó en el cartel colgado de la pared. Inmediatamente lo vi claro: me disfrazaría de parada de guaguas. No tenía ni idea de como sería el disfraz terminado ni de si la gente lo entendería pero eso me dio igual. Estaba decidido. Mis amigos me decían que como me iba a disfrazar de eso, que eso era imposible....pero lo hice.
Está mal decirlo pero el disfraz fue un éxito. Más de lo que llegué a imaginar. Para mi sorpresa la gente lo entendió (salvo una que me dijo: "ese chupa chups de mentaaa!) y se convirtió en uno de mis clásicos de carnavales que me he puesto en muy contadas ocasiones....

.....Hasta la semana pasada. Los del curro nos dejaron ir disfrazados a trabajar, y no solo eso: pensaban premiar el mejor disfraz. Supongo que de haber sabido que tenían como empleado a alguien que cuando se disfraza le da por subirse a lo alto de las farolas se lo habrían pensado dos veces, pero en fin, eso es otra historia. Sinceramente, lo del concurso para mi era lo de menos. Habría pagado porque me dejaran ir disfrazado, pero pensé: vamos a comprobar si aún puedo sorprender a la gente. Dicho y hecho. Le hice un pequeño lavado de cara (sustituí cosas rotas, añadí nuevos detalles,...) pero en esencia el disfraz era el mismo que 10 años atrás (ni que decir tiene que la compañía ya ni existe).
Con las limitaciones que supone el estar trabajando mientras lo llevas, no tener nada de alcohol en la sangre (ni tener una farola cerca a la que subirse) y que quien te ve tampoco ha bebido nada, tengo que decir que el éxito fue mayor que la primera vez que me lo puse. Me han dado el 2º puesto pero no importa. Teniendo en cuenta quién y el por qué se ha llevado el 1º para mi es como si hubiera ganado. Incluso si no hubiera quedado entre los tres primeros me habría considerado ganador. Los comentarios de los clientes que me veían el día que me lo puse, los de los compañeros (incluso hoy, una semana después) valen más que cualquier premio que me puedan haber dado.

De aquella medalla que valía 200 ptas. hemos pasado a un cheque de 100 €. Y todo por coger un día un cartel con los horarios de una parada de guaguas. Pero en definitiva, lo que hizo posible aquel disfraz y el que hoy sea 100 € más rico fue el convencimiento que de aquel cartel podía sacar algo absurdo, abstracto.....en resumen: una polilla zurda. El siguiente.... el de acantilado.

Una frase: "Seamos realistas y hagamos lo imposible", Ernesto Che Guevara
Escuchando: "Free Bird", Lynyrd Skynyrd

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