miércoles, 28 de febrero de 2007

La roca del fin del mundo

Hoy hace dos meses que deambulo por este desierto. Atrás quedó el oasis en el que vivía, que se secó y que me vi obligado a dejar contra mi voluntad. El paraje que me rodea no varía en absoluto salvo por alguna roca perdida en la inmensidad de la nada. Ello me impide saber si estoy avanzando en una dirección concreta o simplemente ando en círculos. El viento borra rápidamente las huellas que dejo en la arena.
A menudo subo una duna con la esperanza de que tras ella se encuentre otro oasis, puesto que he perdido la esperanza de volver a encontrar lleno de agua aquel en el que vivía....pero siempre, al alcanzar la cima, observo abatido la misma imagen de este desierto inmenso por el que vago sin rumbo.

Eso me ha ocurrido hoy. Tras dos semanas de caminata, una vez más me he topado con una duna gigantesca, que hacía presagiar que un refrescante oasis se ocultaba tras ella. Mientras subía a toda prisa, casi he podido oír el murmullo de las hojas de las palmeras mecidas por el viento. Mis labios, cuarteados por el sol, podían sentir el agua que refrescaría sus llagas. Creyéndome victorioso, me he burlado a gritos de los buitres que tengo por únicos compañeros de viaje y que esperan ansiosos el momento en el que las fuerzas me abandonen por completo.....Pero al alcanzar la cima, mi gritos de triunfo se han vuelto en sollozos de impotencia al contemplar una vez más la misma imagen demoledora y casi irreal de este desierto que parece no tener fin. Sin respiración por el esfuerzo y los sollozos, convertidos en llantos, me he apoyado en una solitaria roca. He levantado los brazos y los he vuelto a bajar en muda señal a los buitres de que han ganado la partida. Comprendiendo mi suerte y que el fin está cerca he buscado una postura más digna en la que abrazar el descanso que merezco....y al palpar la roca la he mirado detenidamente. Es una roca anormal, parecida al ocaso del alfabeto, no hay muchas así y sin embargo creo haberla visto antes. Me esfuerzo en recordar y mis pensamientos vuelan al día en que dejé mi oasis y me adentré en este viaje destinado al fracaso. Mis ojos se salen de sus órbitas y un mudo grito se forma en mi boca al comprender que he estado andando en círculos y me encuentro en el punto de partida......a 300 metros, a mi derecha se encuentra, seco, mi oasis.

Una frase: "El afán de querer olvidarte es mi mayor ímpetu para recordarte", Gabriel García Márquez
Escuchando: "Así están las cosas", El Chivi

lunes, 26 de febrero de 2007

El triunfo de las polillas zurdas

.........O lo que es lo mismo, de lo absurdo frente a lo racional, de lo abstracto frente a lo concreto, de lo anormal sobre lo normal,........ en definitiva, de mi disfraz cutre de parada de guaguas sobre el resto de los típicos disfraces bien hechos de toda la vida.

La última vez que me dieron un premio por algo fue en 6º de EGB por una marioneta que hice de un cocodrilo con cartulina. En aquella ocasión me limité a seguir paso por paso las instrucciones de un libro que había en mi casa. Me dieron una medalla de esas que vendían por 200 ptas.

Hace unos 10 años, fruto de una marcha de esas, llamadas "antológicas", y de mi afán por coleccionar cualquier tipo de cartel, señal u objeto inútil que cayera en mis manos, me llevé a mi casa una de las joyas de la corona de mi colección: el cartel de una parada de guaguas con los horarios de las que pasaban por allí. Me limité a colgarlo en la pared de mi garaje con los demás "tesoros" que tenía por aquella época (la colección ha crecido desde entonces para desgracia de mi madre) y de allí no se habría movido nunca de no gustarme los carnavales tanto como a un bebé la teta de su madre.
Pensando un día en que disfraz ponerme mi mirada se posó en el cartel colgado de la pared. Inmediatamente lo vi claro: me disfrazaría de parada de guaguas. No tenía ni idea de como sería el disfraz terminado ni de si la gente lo entendería pero eso me dio igual. Estaba decidido. Mis amigos me decían que como me iba a disfrazar de eso, que eso era imposible....pero lo hice.
Está mal decirlo pero el disfraz fue un éxito. Más de lo que llegué a imaginar. Para mi sorpresa la gente lo entendió (salvo una que me dijo: "ese chupa chups de mentaaa!) y se convirtió en uno de mis clásicos de carnavales que me he puesto en muy contadas ocasiones....

.....Hasta la semana pasada. Los del curro nos dejaron ir disfrazados a trabajar, y no solo eso: pensaban premiar el mejor disfraz. Supongo que de haber sabido que tenían como empleado a alguien que cuando se disfraza le da por subirse a lo alto de las farolas se lo habrían pensado dos veces, pero en fin, eso es otra historia. Sinceramente, lo del concurso para mi era lo de menos. Habría pagado porque me dejaran ir disfrazado, pero pensé: vamos a comprobar si aún puedo sorprender a la gente. Dicho y hecho. Le hice un pequeño lavado de cara (sustituí cosas rotas, añadí nuevos detalles,...) pero en esencia el disfraz era el mismo que 10 años atrás (ni que decir tiene que la compañía ya ni existe).
Con las limitaciones que supone el estar trabajando mientras lo llevas, no tener nada de alcohol en la sangre (ni tener una farola cerca a la que subirse) y que quien te ve tampoco ha bebido nada, tengo que decir que el éxito fue mayor que la primera vez que me lo puse. Me han dado el 2º puesto pero no importa. Teniendo en cuenta quién y el por qué se ha llevado el 1º para mi es como si hubiera ganado. Incluso si no hubiera quedado entre los tres primeros me habría considerado ganador. Los comentarios de los clientes que me veían el día que me lo puse, los de los compañeros (incluso hoy, una semana después) valen más que cualquier premio que me puedan haber dado.

De aquella medalla que valía 200 ptas. hemos pasado a un cheque de 100 €. Y todo por coger un día un cartel con los horarios de una parada de guaguas. Pero en definitiva, lo que hizo posible aquel disfraz y el que hoy sea 100 € más rico fue el convencimiento que de aquel cartel podía sacar algo absurdo, abstracto.....en resumen: una polilla zurda. El siguiente.... el de acantilado.

Una frase: "Seamos realistas y hagamos lo imposible", Ernesto Che Guevara
Escuchando: "Free Bird", Lynyrd Skynyrd

domingo, 25 de febrero de 2007

Buscando una luz que ilumine el camino

Enésimo intento de llenar mi tiempo y mantener mi mente ocupada en lo que va de año. Con ese fin empiezo este blog. Asimilar, superar, olvidar, empezar, entender, (perdonar?),.... demasiados objetivos y poca paciencia para lograrlos. Bueno, supongo que el caso es no tirar la toalla y seguir intentando salir del pozo. Si no funciona.... al menos habremos dado unos pasos hacia adelante sin apenas habernos dado cuenta. Porque de eso se trata, de seguir adelante. Al principio sin ser consciente: uno come porque tiene que comer, duerme porque tiene que dormir, sale porque se lo dicen los amigos,.... pero llega un día (y espero que el mío no tarde) en que empieza uno a volver a hacer las cosas porque realmente le apetecen y no como parte de una rutina en la que nos movemos como autómatas porque es más fácil hacer eso que enfrentarse a la realidad. ......Quiero creerlo.

El otro día leyendo encontré ésto: "Anhedonia: pérdida de interés o incapacidad para disfrutar de las cosas agradables fruto de la depresión". Vaya putada. Uno lee estas cosas y piensa que nunca le van a pasar (no es que crea que lo tenga pero..... empiezo a preocuparme), pero la vida te sorprende de muchas maneras y cuando menos te lo esperas. Crees estar por encima de determinados sentimientos y que algunas situaciones nunca se producirán. No te lo planteas y por lo tanto no estas preparado para afrontarlo. Y cuando esas situaciones llegan.... En fin, debilidades inherentes a ser la especie dominante en este planeta.

No se cuanto me durará este nuevo "proyecto" pero trataré de darle continuidad. Nunca he sido amigo de diarios pero tampoco me gustaban los espaguetis de pequeño y ahora me encantan así que....

Una frase: "El tiempo cura lo que la razón no puede curar", Séneca
Escuchando: "The Reason", Hoobastank